El programa de aviación misionera se ha convertido en parte del proceso de apoyar a los misioneros tala-andigs para que lleven el Evangelio a otras aldeas.
Hace varios años, los creyentes tala-andigs se dieron cuenta de que estaban en una insolvencia financiera. Ellos querían alcanzar a otras aldeas con el mensaje del Evangelio, pero no podían dejar sus granjas por irse a enseñar. Como iglesia, tomaron la decisión de apoyar a sus misioneros por medio de una tienda cristiana que sería surtida con sus propios productos en grandes cantidades.
Además, los árboles de las montañas que circundan a los creyentes eran conocidos por tener fibra de abacá. Así que los creyentes comenzaron la intensa labor de reunir y preparar los haces de fibras abacá.
Ahí es donde se hace necesario el avión. Cada dos semanas, ellos vuelan a la aldea, recogen las fibras para la tienda cristiana y entregan el dinero recibido. Con esos fondos, los creyentes tala-andigs apoyan a pastores y misioneros que trabajan de tiempo completo, quienes pueden servir al Señor gracias a los fondos recibidos de manos de los demás creyentes tala-andigs.
“Es un gran honor apoyar con el avión no solamente a misioneros expatriados, sino también a la iglesia tala-andig, pues ellos también han dedicado sus vidas al propósito de ver hasta la última tribu alcanzada con las buenas nuevas de Jesucristo”, informó el piloto misionero Brian Pruett.